Y qué hacer cuando no se sabe si enloquecer, si en unos instantes despertar, con la almohada que empapada en angustia retuerce la sombra de un rincón oscurecido por la madrugada o aceptar la vida sin remedio... Me explico. La jornada en ocasiones me depara magia del azar, ciertas casualidades que los sentidos saben analizar y escoger de modo que mi conciencia vuela sobre un mar de calma. Pero hay momentos en que las casualidades se conectan entre sí (contranatura), hasta el punto en que parecen urdidas por un maléfico demiurgo. El mar tranquilo se vuelve tormenta. Al tiempo, se deshilacha el telar de la realidad, cuando el azar pierde su sentido, quedando al descubierto lo absurdo de la vida. La vida de uno mismo. Solo vida, sin circunstancias.
Solo este atolondrado creador, yo, escribiendo una obra de teatro para cada estado de ánimo.
8 comentarios:
Nos pasamos más de media vida subidos al gran escenario del mundo...porque todo o casi todo es un espectáculo con casualidades o no....
Un beso
mj
La vida es sueño ..... besos!
Es entonces, cuando tenemos que agarrar con todas las fuerzas, el momento mágico del Mar en Calma.....El que nos purifica.....
Salu2sssss.....
Quizás la sal de la vida sea que no sabemos lo que el minuto que sigue nos depara. Es en el siguiente, en el que sucede a ese minuto que cambia el rumbo, cuando debemos tomar el timón o... dejarnos llevar.
Magnífica reflexión. Es un gusto leerte.
Laura
Una obra de teatro para cada estado de ánimo. Tienes razón, la vida no es más que eso, estados de ánimo que van cambiando según tus circunstancias. Un brazo.
El estado de ánimo puede ser cualquiera, el objetivo (escribir).
Desde hace años proyecto una obra de teatro que cambie cada día según los estados de ánimo del personaje. Voy a desistir: la escribimos a diario, viviendo.
Ese camino que hacemos, ese camino que nos viene, esa soledad que nos arropa para tantas cosas...Todo tiene un sentido: encontrar justo lo que tenemos que encontrar, aunque sea un corral de comedias, donde jamás pensamos que terminaríamos.
Bonito escrito
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