7 sept 2013

Parafraseando ilusiones, reflexionar es algo infértil, hay que probar a dejarse llevar sin esfuerzo. Un poquito de esfuerzo quizás, pero vamos, lo justo. Si se oyen cohetes fuera es que hay fiesta, pero claro, demasiado fácil hacer fiesta cuando toca. Si está nublado y a la vez lanzan cohetes, la cosa se complica bastante, ¿fiesta introspectiva? No creo que eso lleve a ningún sitio más que a una borrachera intelectual. Habrá que procurar que no roce lo triste, dejemos a la gente hacer el resto. No esperes nada de la gente, vaya consejo de mierda, de la realidad hay que esperar tanto como lo que uno le da. Espera lo mejor, pero prepárate para lo peor, ese es un buen consejo. Tener siempre un plan B preparado para cuando el plan A falla, ese plan que es donde echas el resto. ¿Quizás la fuerza del plan A disminuye a medida que te apoyas más en el plan B? Quién sabe, eso no se puede saber, no se si esperar de los demás más de lo que puedan dar, ni si lo que pueda dar lo mido con ojos objetivos, quizás a sus ojos sean migajas, hay que esperar los elogios inesperados para enterarte. Mejor que sobre que no que falte, esa es una buena filosofía también, dar más, y no pensar en recibir. 
Me intento evadir creyéndome escritor, pero nunca me lo termino de creer. Cómo empezar, quizás monje tibetano en la montaña, pero no sé nada de eso, a menos que me lo invente todo y al final eso se nota. Campesino en el campo de Castilla. Por lo menos conozco el paisaje, pero no la madurez que te da el esfuerzo físico para ganarte las habichuelas, ni lo atisbo. Me queda lejos. Mi generación es la generación de lo fácil y tonto, nos enseñan a escribir en el recuadro y a subrayar con regla. Eso te encuadra la cabeza, o más bien cubicula, pero el cerebro es más bien curvo,  incluso informe, se amolda mejor a lo redondo, para coger carrerilla y salir pitando por sitios insospechables, saliéndose de la línea para denotar un rasgo de personalidad, como saberse un árbol en un bosque heterogéneo donde cada cual descubre su modus vivendi. ¡No hagas metáforas! Unos crecen larguiruchos, dispuestos a ser los primeros en recibir la luz, otros se achaparran y buscan en la penumbra las miserias  que dejan otros con sus hojas enormes. Qué más. Tampoco puedo hacer un cuento de animales, me iría por peteneras y no me va eso de acabar con una moraleja. Además me gusta ahondar en lo humano a través de lo humano. Creo que sólo puedo seguir líneas de pensamiento conocido, quizás me falte creatividad. Habrá que seguir buscando. Las historias de amor tampoco me van, en ese tema prefiero hacerlo fácil, aunque me va mucho el misterio. Lo que sí me gusta es intentar meterme en la cabeza de los indigentes, los más sucios y maleantes, puteros, drogadictos, con el sabor de la colilla requemada por un mechero de gasolina en los labios, de piel cetrina y mal oliente, que visten con pantalones de chándal sin color y con quemaduras de cigarro en la pernera. O quizás con un chándal nuevo que les ha regalado cáritas, pero les dura poco, lo venden para comprarse un lambrusco o algo parecido en el Dia de la esquina. A mi el que me encanta es uno que no deja de repetir sus dos o tres frases, las mismas todos los días, o con pequeñas variaciones, pero siempre pidiendo comida porque tiene hambre. Unas veces pide un euro para un bocata, otro se siente más americano y pide para una hamburguesa del McDonalds, y yo me parto el culo. La de veces que le ha debido parar la Policía, pero supongo que eso no es lo que le hace temblar el alma, la Policía impone las primeras veces que se te aparece, luego ya te los tomas un poco a cachondeo. Yo supongo que lo que de verdad le resquebraja el alma es cuando aparece ese gitano encocao que tiene la justita cordura como para saber que no puede matar impunemente, pero hay otras muchas cosas que te puede hacer, como empujarte la navaja contra el estómago hasta que le des todo lo que tengas y satisfagas su sentido del humor, por ejemplo.

Ahora ya no se oyen cohetes, pero se oye música ochentera de la facilonga, tiene cojones. Yo creí que en este barrio había vecinos de postín, esta mañana mismo entreoí el Wish You Where Here, supongo que habrá que hacer una ronda de reconocimiento. Por cierto, en que pensarían Pink Floyd cuando dicen eso de ojalá estuvieses aquí, porque lo dicen pensando en Syd Barret, y en la época estaba constantemente colocado de ácido. Me le imagino rasgando el aire con la púa mientras pone las posiciones de acordes, o tocando sin enchufar la guitarra, o mismamente vomitando una mezcla de curry y setas alucinógenas sobre el amplificador Marshall, combinación poética donde las haya, sí, pero joder Syd, ahí te pasaste. Supongo que querrían decir Wish You Where Here Sober, pero claro, no queda igual de romántico.

2 comentarios:

Unknown dijo...

se te ha escapado un "donde los halla" por "donde los haya" majete.

Pertenezco al comité policial limpieza de la lengua, ¡hombre! no te asustes.

Miguel Ángel García González dijo...

Bueno por lo que veo son válidas ambas expresiones, depende del verbo que se quiera utilizar:
donde los haya = donde estén (del verbo haber)
donde los halla = donde los encuentra (del verbo hallar)