26 nov 2013

Pez Oriental IX


Al salir de la casa de la mujer que yo quería me apeteció dar un paseo por el río. No sabía que hubiera un paseo abandonado por la rivera. Casi no hay nadie, está lejos de la civilización y eso me gusta. Un paseador de perros, eso es todo. Y yo le  agradezco a la gente que dejen un rinconcito en la ciudad para pasear tranquilo. Se puede caminar muy cerca del río, y el dorado de los chopos al sol, con las ondulaciones del agua... No se, quizás en otro tiempo esto inspirara poemas, ahora sólo se fija el chico que he visto pasar corriendo. Lo admira un segundo pero él sigue corriendo porque no puede parar, tiene que hacer su mejor tiempo. Lo admira a golpes vaya, con el traqueteo que produce en su cabeza los pies que golpean el suelo. Y tampoco lo hace en silencio, porque tiene unos cascos bien ajustados a las orejas, que ponen banda sonora a la escena.

1 comentario:

josé lopez romero dijo...

Es una pena para el que anda a naturaleza abierta, que no disfrute de una vista agradable, de lo poco que nos van dejando. Tengo la suerte de ser amante de las dos ruedas, bici y moto, y cuando me encuentro a cielo descubierto soy el hombre más feliz de la tierra. Saludos.