Un campo es una derivación sobre el espacio de observaciones de una variedad suave. Podemos tomar como variedad suave lo que nos rodea, donde los sobresaltos son siempre paulatinos. Las observaciones serían intuiciones sensoriales, como chupar una naranja o sentir el aire frío en los ojos. Entonces el campo pangeico sería una forma de medir variaciones espaciales en los cinco sentidos, es decir, la trayectoria que sigue el rayo eléctrico que nos transmite la acidez de un cítrico por ejemplo, desde que nuestra lengua roza su jugo hasta que el cerebro formula la palabra ácido. En un principio la variación es sustancial, con componentes energéticos, químicos y carnales, hasta que toma una postura puramente mental, puramente asociativa.
En conclusión, son nuestros sentidos los que configuran el campo, y no el conjunto de lineas mal pintadas una consecuencia del estado físico que intentamos asimilar.
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