Bailando, baila baila. Bala no, baila. Repasa las piedras de la ciudad, nadie las acaricia, repásalas y baila. Descubre, bésalas. Exprímelas y bébete su jugo. Bailo esta noche, que llueve y resbala más. Me gusta resbalar, y si me tengo que caer caeré con gusto. A ritmo de tango. Con fuerza, rápido, de repente. Tampoco nos vayamos a cansar, hay que relajar a veces también, para estirarse en el movimiento final. Sí, sí, estirarse hasta que ya no puedas, que la gente vea lo mucho que te estiras, haz el espagueti, levanta el brazo y separa una mano de la otra todo lo que puedas. Te hacen una foto en blanco y negro porque esa postura lo merece, y todo el fondo es granuloso porque llueve y hay poca luz pero sabes que esa figura deforme es la tuya, que se deforma, se estira tanto que ya no parece humana. Has creado un monstruo en blanco y negro, y ya puedes pasear tranquila. Tu monstruosidad se revela en el papel y tú puedes pasear por ahí con la satisfacción del trabajo bien hecho. Ya te puedes comer ese huevo duro que guardabas en la chaqueta. Mira a ver donde tiras la cáscara, que la gente en esta ciudad es muy limpia y si alguien pasa descalzo se podría cortar. ¡Nadie pasa descalzo! Da igual, queda feo, guárdate la cáscara en la mano aunque te corte, hasta que encuentres una papelera. Todos miran cuando tiras la cáscara. Todas las cabezas se giran hacia tí. Y te vas como si no pasara nada.
1 comentario:
Es curioso porque justo al leer esto me he encontrado una cáscara de huevo en la magdalena... ¿no habrá encontrado esta chica un trabajo en la pastelería no? :P
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