16 ene 2009

Occidente


Cada día me levanto a recoger el falo dorado. Ese que me envuelven en una funda blanquecina de plástico, para que mis manos sudorosas no lo contaminen. Por tan solo media moneda, tendrás el cuerpo de Cristo en la cocina todas las mañanas, engañando tu masculinidad; encerrándola entre una masa de harina y levadura para que todo el mundo pueda vivir tranquilo; sin tormento sexual, preguntas, preocupaciones ni revueltas.
Esta es la verdadera agonía del cristianismo.
Esto es occidente.

2 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué cierto es.

La chica cortocircuito dijo...

Occidente es eso, efectivamente. Y muchas otras cosas.
Te recomiendo el visionado de la escena de la ceremonia religiosa en la película El Sentido de la vida de Monty Python.
Es una versión humorística de lo que tú dices.
Creo.