Cuando él es solo un objeto cósmicamente perdido y falto de apoyos. Cuando culebrea entre nebulosas fosfóreas, hechas de polvo color universo, soplando niebla sobre farolas naranjas, arrastrándose con pies pegajosos por los entresijos de las doce en punto del reloj, entre la oscuridad que se perfila con claridad a través de las cornisas de los edificios, los tejados de líneas rectas y simples, formas que se entrecruzan y mágicamente forman una imagen grotesca del cielo, escalonado e infernal. En esos momentos consigue reconocerse en el rostro que proyecta misteriosamente la ventana sobre el encalado de la pared. Y cada vez se vuelve más difícil mantener esa mirada bizca.
17 ene 2010
Cuando él es solo un objeto cósmicamente perdido y falto de apoyos. Cuando culebrea entre nebulosas fosfóreas, hechas de polvo color universo, soplando niebla sobre farolas naranjas, arrastrándose con pies pegajosos por los entresijos de las doce en punto del reloj, entre la oscuridad que se perfila con claridad a través de las cornisas de los edificios, los tejados de líneas rectas y simples, formas que se entrecruzan y mágicamente forman una imagen grotesca del cielo, escalonado e infernal. En esos momentos consigue reconocerse en el rostro que proyecta misteriosamente la ventana sobre el encalado de la pared. Y cada vez se vuelve más difícil mantener esa mirada bizca.
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5 comentarios:
Está claro, volvía de farra y pisó un chicle... cuanta complicación para decir eso.
Eso digo yo, y además no sabe ni agarrar la raqueta... en fin
Javier
¡culebrea, culebrea! Eres un cazador de metáforas nato tio.
"Como la vida misma", dijo usted mismo.
Un saludo.
Qué maravilla.
Vengo cotilleando desde el blog de juan.
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