10 mar 2014

Yo siempre acabo primero pero mal

4.
Un día estaba por ahí con Lndrl dando una vuelta y me dice: te acuerdas del otro día que estábamos sentados en el parque y te contaba aquella historia. Y yo: perfectamente. Y él: pues me hace gracia que te acuerdes porque estaba un poco asustado. Y yo: ¿Asustado por qué? Y él: Es que hay un baúl en mi cuarto que lleva ahí mucho tiempo y no me atrevo a abrirlo, y cuando estábamos en el parque relacioné en seguida la historia aquella con el baúl que nunca voy a abrir. Y yo: ¿y por qué no quieres abrirlo y acabar con el misterio de una vez? Y él: Porque entonces me tendría que comprar otro baúl llenarlo de cosas y candarlo, y esperar un tiempo hasta que me olvidara de por qué dejé ese baúl ahí.
Y yo: Tienes razón.

Fue entonces cuando vimos a dos chicas pasar delante nuestro paseando a sus niños y las miramos, nos miramos y nos abrazamos los cuatro detrás de un árbol. Luego Lndrl paró a un tipo que llevaba un carrito de helados y me hizo sentir el frío en los dientes porque dice que es una sensación frontera entre placer y dolor. Yo no sentía nada porque debo tener los dientes más duros o yo qué sé y me compró unos catorce helados para que notara el frío en el paleto. Me los mantenía ahí sujetos en la boca, yo con los labios morados y un charco de varios colores a mis pies. Rojo. amarillo, blanco, negro. Fresa, plátano, nata y cocacola. Las chicas se acabaron aburriendo y se fueron con sus niños y nosotros nos tuvimos que ir corriendo porque resultó que ninguno tenía dinero para pagar los 14 helados que acabaron haciendo un charco en el parque. Hay que reconocer que el charco era bonito, así que me sentí un poco orgulloso cuando volví a casa después de aquella tarde.

No hay comentarios: