25 oct 2011

Transmutación.


Vamos a hacerlo fácil. No perdón. Vamos a hacerlo difícil. Porque algo me dice que el resultado siempre será mejor. Pongamos una cárcel. No es fácil salir de una cárcel. De esta desde luego es imposible. Porque mi cárcel es el cuerpo.
Estoy rodeado de gente. Luz amarilla. Todos van bien vestidos. Yo voy bien vestido, pero no todavía no sé por qué. Empiezo a notar un peso en el hombro, y entre mis manos. Ahora comprendo. He despertado músico, y toco la viola. Estoy en un concierto. Pero a ver si nos entendemos, yo no sé tocar la viola, sólo he despertado como el que debería estar tocando en estos momentos, y me quedo quieto, hay más violas que pueden hacer mi trabajo. Sin embargo no puedo razonar bien y pretendo rasgar las cuerdas, quién sabe, quizás pueda tocar después de todo, quizás lo haga bien y me vitoreen al final. Pero al rozar con el arco las cuerdas sueltan un chirrido abrumante, ensordecedor. Tanto que se hace el silencio en la sala. Vamos, largo, nunca se te dio bien la música. El arco se hace pequeñito. Está bien, ya me voy.
Siempre soñé con trasmutaciones, es decir, que yo en el sueño me trasmuto en otra persona. Esta noche sentí pánico al pensar que me iba a quedar en esa otra persona para siempre. Se supone que habíamos llegado a un acuerdo de una noche, pero el otro chico quería conservar mi cuerpo porque a Lara le gustaba. Fíjate tu, por el capricho de una mujer estuvo a punto de arruinarme la vida. Al final le convencí de lo contrario, claro. Que le gustaban mis labios, decía. En fin. Luego pasó lo del músico, pero se resolvió pronto. Hoy no sé en qué me convertiré. Quizás en domador de leones. Siempre quise ese trabajo. Es mucho más fácil de lo que parece, sólo hay que darles lo que ellos quieren, cuando ellos quieren, más un pedacito de droga, claro.
Yo sólo soy el que recoge las cáscaras de cacahuetes de debajo de los asientos, también me encargo de las pelusas y chicles usados, y más cosas por el estilo. Pero me gusta la idea de deambular de ciudad en ciudad, sin nada conocido, todo por conocer.
A quién pretendo engañar, no soy vagabundo. Solo me aburro en el sillón de mi casa, día tras día, porque he decidido ser antisociable.

1 comentario:

mj dijo...

Hola migul, mucho tiempo sin leer nada tuyo. Y la verdad, no dejas indiferente a quien lo hace.
Estoy reactivando de nuevo el blog de Preludio. Si te apetece seguir. Allí estamos unos cuantos.
Un saludo
mj