14 oct 2010

Los pocos textos que no se perdieron con el cuaderno negro:

Quizás sea porque hace mucho que no te escribo, que mi pluma no rasga el papel, o quizás por culpa de la luz, o de la posición de la luna esta noche. Quizás sea cierto que ella no se queda con la luz que el Sol la regala, tan solo para poder dárnosla a nosotros. Porque quizás así demuestre que el sacrificio es la única forma de retener la felicidad sublime y no esa rancia y anticuada…
Quizás
No importa.
Solo somos átomos vibrando, perturbados por la confusión del tiempo
Cielo…
Es necesario echarse un poco hacia atrás, coger impulso del pasado para poder avanzar; y si este impulso no es suficiente, no te avergüences, húndete en el pasado hasta el cuello, que pronto la inercia te hará flotar hasta su superficie.
Velo manchado de hollín. Hay veces que no tengo otra opción. El papel me atrapa. No puedo decirle que no. Él escoge. Soy un títere. Nada más. Si no sigo el movimiento de los hilos, éstos se enredarán más de lo que están. Polvo de óxido de carne. Déjate llevar. Déjate llevar por la delicada melodía y no mires nunca atrás, pues te convertirás en polvo de óxido de carne. No mires nunca atrás. No intentes comprender el camino, solo sigue. Nunca aprender fue bueno. Solo retrasa. Quien intenta ser (caudaloso) cauteloso (adivina, confusión o significado trascendente) se detiene y no prosigue. Oposición, principio de acción y… camino salvaje que rodea con fluidez los obstáculos. El ser perfecto no los rodea, ellos le rodean a él. Solo sigue. Porque es consciente de su final y puede soportarlo. Nadie hay en la tierra que lo sea. Ni siquiera tú mismo. Yo desde luego que no, porque tú, solo tú eres el eslabón perdido. Esa excepción a una teoría inventada por cobardes. Yo soy el cobarde. No sigas leyendo.

La comunidad cuesta, como trasmitir sensaciones intravenosas, casi cincuenta euros, transparentes, al mes, porque la vida tiene su parte de realidad, siempre que no cometamos algún fallo en las cuentas, los hay que miran al cielo para quitarle gravedad al cuerpo, la señora de la limpieza, que soporta el peso de las ideas cuya materialización todavía no se ha practicado del todo, que cobra veinte euros la hora, sin tener en cuenta donde se apoyan los pies que tropiezan constantemente, total que entre la señora de la limpieza y el portero no tenemos para llegar a fin de mes, volando sobre la pesadez del cuerpo, habrá que comprar galletas más baratas, volando sobre la pesadez del cuerpo, no podemos seguir pagando al dentista, volando sobre la pesadez del cuerpo, qué más da no tener dientes si no hay nada que comer, la naturaleza inmaterial del aire que refresca las ideas, ideas graves que se gestan gracias a la falta de gravedad de un día como hoy, de escuchar ritmo y saber darle la vuelta a la página cuando es preciso, escuchar ritmo sin dejar que te atrape para poder así amoldar el cuerpo al ruido extremo. Volar sobre la pesadez del cuerpo. Acompasar con movimientos de cabeza, la sombra de unas lentes, que ya no son gafas de judío sino las Ray-ban de un mafioso cualquiera que no decide ni siquiera sobre su propia vida.


Vivo en el bajo de una esquina del ladrillo donde se construyó una especia de frase que no acabó de salir de la boca del moribundo, ya que exhaló antes de tiempo. Vivo aplastado por el poder del rebaño. Y me hago daño con las esquinas del inconformismo. Su existencia animal, a la cual se es muy fácil de amoldar, pero yo busco salir, tan solo para poder exprimir sangre de mi cerebro. Para poder tener una tinta verdaderamente espesa, lo suficientemente viscosa como para poder pintar mi autorretrato, solo mío, para que nadie más sepa de la sangre malgastada, pues de lo contrario se enfadarían, lo se.

2 comentarios:

Argot azul dijo...

Bravo.
Miguel.

Me has dejado sin palabras.
Creo que es lo mejor que has escrito desde que sigo esto.

Genial

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante el post, felicitaciones desde Chile!